Carlo Pintacuda

PEQUEÑO AS DE LA PREGUERRA

Nació en Firenze, Italia, y desde chico se vio tentado por el vértigo de la velocidad. Sus victorias como particular lo hicieron piloto oficial de la Scuderia Ferrari. Ganador en dos oportunidades de la Mille Miglia Italiana e ídolo en Brasil, tras la segunda guerra mundial se radico en la Argentina, donde tuvo una fabrica de porcelana y se dedico a otra de sus pasiones, la venta de antigüedades.

Los comienzos

Carlo Pintacuda tuvo por primera vez un volante entre sus manos a los 13 años. El auto era un Darraq de 30 HP propiedad de su padre. En 1914 la familia adquirió un vehículo Nazzaro , auto que acababa de ganar la “vuelta de Sicilia” de la mano de su creador, Felice Nazzaro , y Carlo tuvo la posibilidad de guiar un auto de mayor potencia y tenida, ya que tenia un motor de 4 cilindros. El siguiente auto fue un Aquila Italiana , de 6 cilindros, construido en Turín por el ingeniero Marsaglia . El desfile prosiguió con un Lancia K , y luego un Isotta Fraschini . Durante la primera guerra mundial, el joven Carlo fue alistado como voluntario de las filas Italianas. Al concluir el conflicto, retomo su pasión por los autos. Su debut en competencias deportivas se produce al volante de un Lancia Lambda Sport , corría el año 1925. La prueba se disputo en Livorno, y si bien Carlo tomo la punta desde el primer momento, sus ímpetus de juventud lo hicieron entrar pasado en una curva, volcando en forma aparatosa y salvándose de milagro. Resultado: el Lancia volvió a Livorno despedazado y tirado por dos caballos!

En 1926 adquiere un Alfa Romeo de 3 litros y 6 cilindros, conocido como RLSS , con cual obtiene su primera victoria en el circuito de Perugia, en una prueba sport. La suerte no lo abandonaría hasta 1928, ya que ganaría todas las pruebas sport en las que se presento y entre las que se destacan, la Coppa Perugina , el Circuito Firenze , la Coppa C. Pistorese y la prueba Vermiccino – Rocca di Papa en 1926. En 1927 vio primero la bandera a cuadros en la Coppa Rossore , en Terni y la Coppa Vermicino.

En esta época, Pintacuda financio sus pruebas con una herencia que había recibido de su abuelo, pero al poco tiempo debió dejar de correr por falta de fondos, ya que las carreras otorgaban premios pero ninguno de ellos era en dinero.

Pintacuda tuvo dos grandes referentes Fiorentinos desde sus comienzos, dos referentes que en sus propias palabras le habían enseñado no solo todos los secretos del automovilismo deportivo, sino a que sobre todo un piloto debía ser un gran deportista, que debía saber perder y que nunca debía claudicar. El Conde Gastone Brilli Peri Emilio Materasi , habían sido los tutores del joven Carlo. Ambos perderían trágicamente la vida, Brilli Peri en el Grand Prix de Trípoli en 1930 y Materasi en el Grand Prix de Monza 1929.

La era profesional 

En 1929 y con un Alfa Romeo 1750 de carrocería Zagato con compresor, toma parte de sus primeras Mille Miglia en forma promisoria, ya que fue tercero durante los primeros quinientos kilómetros, terminando 10º en la general debido a problemas en la transmisión.

En 1934 el Automóvil Club de Italia organizo una prueba denominada “vuelta de Italia”, que se disputaría en tres etapas de 2000 kilómetros cada una y para autos tipo sport. Con la ayuda de Alfredo Bornique, representante oficial Lancia en Roma y amigo de Carlo, preparan una Lancia Astura Coupe, de 8 cilindros y carrocería de aluminio para intervenir en la prueba. A fin de testear el auto, se inscribe en las Mille Miglia, donde corre con autos mas veloces palmo a palmo, pero debe abandonar por problemas en los pistones. Mas allá de esto, el Lancia se mostró muy competitivo y Carlo quedo satisfecho y con ansias de largar la “vuelta de “Italia”.

La “vuelta de Italia” se largo desde Roma. Cuatrocientos autos partieron con rumbo a Calabria, y al culminar la etapa, Pintacuda era primero en la clasificación general por varios minutos de ventaja. Terminada esta etapa, los autos partieron en barco hacia Messina, solo quedaban 300. Esa misma tarde los 300 autos que quedaban recorren la vuelta a la isla. De noche, Pintacuda maneja mas de 1000 kilómetros de la etapa con problemas en la bomba de nafta, que lo relegan al cuarto lugar (atrás de 3 Alfa Romeo) y a cuarenta y cuatro minutos del primero. Los autos cruzaron nuevamente a Calabria para disputar la etapa Calabria Milano; solo quedaban 250 autos. Pintacuda gana la etapa y queda tercero en la clasificación general. Al día siguiente se disputaría la ultima y muy complicada etapa, desde Milán hasta Roma. El día arranco de parabienes para nuestro as, ya que llovía copiosamente y Carlo siempre se sintió a gusto manejando en el agua. La prueba concluyo en Roma con Pintacuda vencedor con cuatro minutos de ventaja sobre el segundo. Esta victoria lo proyecto en forma definitiva como piloto profesional, y a fines del año 1934 la Scuderia Ferrari lo citaba a Monza para probar su nuevo Monoposto: el Alfa Romeo Tipo B o P3.

Sus días en la Scuderia Ferrari 

Tras los saludos de estilo, Carlo tomo contacto con el nuevo Alfa, girando en 70 oportunidades al trazado. Ya debajo de la P3 declararía: “Si pueden adaptar este auto para la Mille Miglia, será imbatible”. Carlo había quedado muy impresionado por la potencia del nuevo Alfa, y junto a unos amigos le compraron a Don Enzo Ferrari una P3, para cumplir el sueño de correr la Mille Miglia con el auto. El acuerdo incluyo la asistencia de la Scuderia durante la carrera. El día antes de la partida, y probando el auto en Brescia, surgieron serios inconvenientes en la caja de velocidades. Un breve llamado de teléfono y don Enzo envío 4 mecánicos con los repuestos necesarios, quienes trabajando desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana dejaron a la P3 en condiciones de largar. Evidentemente hicieron un buen trabajo, ya que Pintacuda logro un impecable triunfo, con una ventaja de 40 minutos sobre el segundo!

Tras esta épica victoria en la Mille Miglia, Ferrari se decidió a contratar a Carlo Pintacuda como piloto oficial de la Scuderia. Durante 1935, y siempre al volante de la P3, la suerte no estuvo siempre de su lado, ya que de 18 carreras, termino 14 veces tercero y abandono en las restantes pruebas.

En 1936 fue tercero en las Mille Miglia, detrás de Brivio y Farina, prueba que podría haber ganado si no hubiesen existido graves problemas en la carburación del auto. En estas Mille Miglia, la Scuderia Ferrari estreno los Alfa Romeo 2.900 “Boticella” con singular éxito. En Trípoli fue 5º, metiendo entre los potentes Auto Union y las Mercedes Benz, a la nueva Alfetta de 8 cilindros con compresor. Como premio, Ferrari lo enviaba a representar a la Scuderia a Brasil con los Alfa Romeo 2900 “boticella”. En Río de Janeiro ni el ni su compañero Marinoni tenían suerte, y Carlo quedaba fuera de la prueba tras puntearla 20 vueltas, por problemas con el diferencial. La revancha llegaría días después en San Pablo, donde Carlo ganaría la prueba de punta a punta, y gracias a dos nuevos diferenciales que para el y Marinoni habían llegado de Italia!

1937 fue un año de éxitos para Pintacuda, que comenzó con un brillante triunfo en las Mille Miglia Italianas, y siguió con una impecable victoria en el “trampolín del diablo” en Río de Janeiro, Brasil, esta vez con un nuevo Alfa, el 8C 35 monoposto de 3.800 centímetros y sobre un difícil rival: Hans Von Stuck y su poderoso Auto Union. La carrera seria complicada, ya que el Auto Union tenia 100 HP mas que el Alfa Romeo, y solo una lluvia podía beneficiar al as Italiano emparejando las cosas. La carrera se largo bajo una torrencial lluvia y Von Stuck tomo la delantera, pero en la segunda vuelta Pintacuda y su Alfa Romeo se adueñaban del primer lugar, y en la mitad de la prueba 18 segundos lo separaban del piloto Alemán. Para este entonces la lluvia ceso, y un fuerte viento seco el circuito en pocos minutos; el Auto Union apareció en los espejos de Pintacuda, sobrepasándolo y relegándolo al segundo lugar. De ahí en mas la táctica seria seguir a Von Stuck e intentar pasarlo en la ultima vuelta, en un lugar del circuito donde el Alfa, gracias a su menor peso, aceleraba mejor que el auto Alemán. Pero faltando 4 vueltas para el final, Von Stuck debió parar en boxes para reabastecerse y Pintacuda se encontró nuevamente con la punta y 20 segundos de ventaja, pero con una autonomía mínima de combustible. La táctica cambiaba: habia que cambiar lo menos posible para no parar a cargar nafta e intentar ganar la carrera sin detenerse, o la derrota estaba asegurada. Cuando faltaban dos kilómetros (el circuito tenia mas de 11.000 metros), con el acelerador a fondo y a mas de 200 kilómetros por hora, el Alfa Romeo se quedaba sin nafta, y con el envión ganaba la carrera, con Von Stuck 4 segundos detrás! Una verdadera hazaña…

Pintacuda fue el primer Italiano en derrotar un auto Alemán, y Von Stuck lo felicitaba tras la prueba, aunque abatido por la derrota.

Hacia fines de 1937, tuvo fuertes discusiones con Ferrari, por que entendía que este no le daba el lugar que ya se había ganado en base a triunfos dentro del equipo, dandole chances a pilotos inexpertos y no ganadores.

El Grand Prix de Mónaco fue toda una desilusion, ya que el equipo Alfa Romeo había apostado a un triunfo. En la primera vuelta y a la salida del túnel, un Auto Union que precedía a Pintacuda choco violentamente ingresando a la pista; Carlo freno con violencia pero no pudo evitar embestir de atrás a su compañero de equipo, “Tonino” Brivio, dañando sus frenos delanteros. En los boxes inyectaron aceite en los frenos y el Alfa salió nuevamente a pista, pero todos los esfuerzos fueron en vano, Mónaco sin frenos era una prueba imposible, y nuestro as fue ultimo al culminar la prueba.

1938 tuvo un mal comienzo, ya que en las Mille Miglia Italianas y tras haber punteado los tramos hasta Boloña y Roma, estuvo detenido en Terni durante 40 minutos por problemas en los frenos del Alfa. Una vez terminado los trabajos Pintacuda salió a hacer una carrera a todo o nada, hasta llegar a colocarse segundo. En primer lugar y delante suyo estaba su viejo amigo Biondetti a quien intento pasar de mil maneras pero le fue imposible. Biondetti le jugaba una “mala pasada” y Carlo se sentía traicionado. Finalizada la prueba se retiro a Firenze sin concurrir a la entrega de premios; Biondetti ganaba su primera Mille Miglia pero perdía la amistad de Pintacuda.

Brasil parecía ser nuevamente la solución. Alfa Corse, aun dirigida por Enzo Ferrari lo enviaba junto a Mario Tadini con dos nuevas y potentes maquinas, los Alfa Romeo 308 Tipo C de tres litros de cilindrada.

Según Pintacuda el auto era “una bella maquina, potente, moderna y perfecta para el circuito de La Gavea” y no descartaba una fácil victoria. Pero esta victoria iba a costarle mucho esfuerzo, ya que cuando la bandera a cuadros bajo, Carlo ahogo el motor del Alfa, que se quedo detenido. Todos los pilotos, aun aquellos que largaban en ultima fila lo pasaron. Empezaba una “nueva carrera”, absolutamente distinta a la planeada. Pero La Gavea era como su segundo hogar, y el as Italiano iba nuevamente en busca de una hazaña. Para mitad de la carrera, y tras haber superado a 28 autos, Carlo estaba en segundo lugar y a 25 segundos del Argentino Carlos Arzani, que corría con un Alfa Romeo igual a aquel con el cual Pintacuda venciese a Von Stuck el año anterior. Para ese entonces comenzaba a caer una torrencial lluvia…su querida y amada lluvia…

Ganaba la prueba sobre Arzani, y se coronaba por segundo año consecutivo como campeón del “Trampolín del Diablo”.

De vuelta en Europa un largo y extenuante desafío lo esperaba, las 24 horas de Spa Francorchamps. Alfa Corse había alistado tres Alfa 2.900 tipo Mille Miglia con compresor. Pintacuda correría y ganaría la prueba con Severi.

Ya no volvería a correr en su querido Brasil, porque en 1939 Alfa Corse centro sus actividades en el desarrollo de la nueva arma, que tras la guerra le daría grandes satisfacciones, la Alfetta 158. Un 8 cilindros de 1500 centímetros cúbicos con compresor, diseñado por el genial Gioacchino Colombo. Al estallar al segunda guerra, solo llego a correrse el Grand Prix de Trípoli, donde nuestro héroe llego 4º, en 7 cilindros, aventajado solamente por Farina, Biondetti y Trossi, todos con Alfetta.

El team mercedes no se había hecho presente en esa prueba, ya que temían que los Ingleses secuestrasen los nuevos 1500 durante la travesía por mar y como botín de guerra.

Tras los cinco horrendos años que duro el conflicto belico, en 1946 comenzó nuevamente a hablarse de correr, y Pintacuda tentó a un directivo de Alfa Romeo para que le prestaran una Alfetta y así volver a su amado Brasil a correr en “El Trampolín del Diablo”. Tras un acuerdo de palabra, 15 días antes de embarcarse a Río, Alfa Romeo le cancelaba el préstamo! Estaba de pie…

Su salvación llego de la mano de Enrico Plate, quien le cedió una Maserati 1500 de la preguerra. Durante el viaje por barco, Pintacuda tuvo un fuerte ataque al hígado, y cuando descendió en Río no pudo participar el La Gavea. Pudo si largar la prueba de Boa Vista, pero fuertes dolores y fiebre lo hicieron desertar en la segunda vuelta, debiendo ser internado con urgencia.

En los primeros días de 1947 llegaba a Buenos Aires para participar de una prueba en Retiro, que marcaba el nacimiento de lo que años mas tarde se conocería como “La Temporada Argentina”. Practico con una Cisitalia D46 cedida por Piero Dusio, pero corrio con la Maserati de Plate, que solo resistio dos vueltas. Carlo resolvió dos cosas: se retiraría del automovilismo y se quedaría a vivir en Buenos Aires. En 1948 y de la mano de Jean Pierre Wimille, volvió a La Gavea con una Simca Gordini, pero a dos vueltas de haber largado debía desertar. Esa seria su ultima carrera.

Un increíble personalidad 

De impecable mameluco blanco en las carreras o de riguroso traje negro y pelo engominado en la vida diaria, de gran sentido del humor, con una eterna boquilla y cigarrillo en su boca, se radicado en Buenos Aires en 1947, donde se dedicaría a otra de sus pasiones, la fabricación de Porcelana y la compraventa de antigüedades. Para ello abrió un distinguido local denominado “La Spiga”, donde podían encontrarse finas alfombras y todo tipo de objetos antiguos. Costaba creer que este profundo conocedor de las antigüedades y la historia, hubiese sido uno de las ases Italianos del automovilismo de la preguerra, pero nunca superaba la prueba de fuego, ya que si se le hablaba de automovilismo, la chispa surgía en sus ojos y la memoria lo transportaba a los viejos tiempos de las carreras. Vivió en Olivos, provincia de Buenos Aires. Había nacido en 1900, y se fue silenciosamente en noviembre de 1971. La marca Alfa Romeo debe sin duda alguna gran parte de su fama mundial a talentos como el de este pequeño as Italiano, quien defendió con uñas y dientes los colores del Quadrifoglio cada vez que estuvo al volante de un Alfa.

Estanislao M. Iacona

por Estanislao M. Iacona

También puede interesarte...